No me gusta tener que recurrir tan frecuentemente a mi estado de salvación mental en el cual ante la angustia, el temor o el nerviosismo que me produce una situación por venir que no quiero que llegue nunca nunca nunca tengo que pensar que la única manera de que se vaya definitivamente de mi sistema tanto esa situación como todos los sentimientos feos que me trae aparejada es esperar que llegue, afrontarla y entender que
tiene que pasar y que tengo que
vivir ese momento en tiempo presente para superarla y que quede en tiempo pasado. Es la única manera de que duela menos, asuste menos o angustie menos, entretanto sea una situación a futuro.
El tema es que cuando tenés que acudir a ese recurso más de cuatro veces en las últimas dos o tres semanas, empezás a plantearte que quizás tenés un problema y que no estás yendo por el camino adecuado o que quizás tu vida requiere de un cambio de ritmo. A cuesta de...? Varias cosas. Pero ya se verá qué se hace, cómo se encara y hacia dónde iremos. Un primer paso ya es esta señal de alarma.
Y no importa, yo me entiendo (por suerte). Pero basta, ya, quiero un poco de paz mental.
Etiquetas: 5 minutos de odio