Y siguiendo con el tres, me acordé de un fragmento de uno de mis libros favoritos:
"La insoportable levedad del ser" de Milan Kundera, que paso a transcribir:
"Entre el miedo y el deseo por las mujeres no tenía más remedio que buscar una especie de compromiso; lo denominaba "amistad erótica". A sus amantes les decía: sólo una relación no sentimental, en la que uno no reivindique la vida y la libertad del otro, puede hacer felices a los dos.
Quería tener la seguridad de que la amistad erótica nunca llegaría a convertirse en la agresividad del amor, y por eso mantenía largas pausas entre los encuentros con cada una de sus amantes. Estaba convencido de que éste era un método perfecto y lo propagaba entre sus amigos: "Hay que mantener la regla del número tres. Es posible ver a una mujer varias veces seguidas, pero en tal caso no más de tres veces. También es posible mantener una relación durante años, pero con la condición de que entre cada encuentro pasen al menos tres semanas".
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