A mi modo de entender, creo que uno de los desafíos más interesantes que nos propone la vida es aprender a encontrar los puntos medios.
Primero es un desafío personal. Todos tenemos nuestras etapas en donde somos extremistas, donde sólo podemos ver los negros o los blancos, pero no los grises. Donde jugamos a ser personas completamente pasionales o completamente racionales. Pasamos por la impulsividad, por ese "hacer todo sin pensar ni medir las consecuencias que eso nos puede traer". Y luego de habernos golpeado duro unas cuantas veces, nos corremos hacia el otro extremo: el del pie de plomo. El de meditar cada paso, tanto pero tanto, que hasta se vuelve tedioso y pareciera que ya no corre sangre por nuestras venas.
Finalmente las cosas se acomodan, la balanza deja de inclinarse hacia uno u otro platillo, y encontramos el gris. Lógico que ese gris puede ser más claro (más tirando al blanco) o más oscuro (más tirando al negro), pero es eso: un gris. Y no podríamos nunca haber llegado al gris sin antes haber conocido qué es lo blanco y qué es lo negro.
Luego, el desafío se torna más complejo. Porque una vez que uno mismo fue capaz de encontrar sus propios grises, nuestra nueva misión será encontrar a otra persona que a su vez también haya pasado por sus blancos, por sus negros, y haya arribado a sus grises. Y una vez que nos crucemos con esa persona, habrá que ver si nuestros grises son compatibles con los de ese otro. Es una difícil tarea, que quizás nos demande toda la vida. Algunos podrán superarla y otros morirán sin haber experimentado esa victoria. Lo importante es no dejar de intentarlo, no dejar de buscarlo.
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