Cuando era chiquita, le pedía a mi mamá que cuando me hiciera huevo duro, pasara la yema por un colador, para que quedara hecha como pequeñas bolitas amarillas. Así era más rica.
También le pedía que cuando me hiciera puré de papas, me siriviera el puré sin revolver, es decir, con la forma del pisapapas. Era más rico si venía "pure en choricitos".
Me gustaba la pasta para tortas. Así que, aunque no estuviera haciendo una torta, cada tanto mi mamá me batía yema de huevo con azúcar y esencia de vainilla y me lo daba con espátula y todo (sí, comerla con espátula era más rica!).
Conclusión 1: Soy hinchapelotas congénita.
Duda: El día que yo tenga un hijo/a, ¿seré tan paciente y complaciente con él/ella como lo fue mi mamá conmigo?
Conclusión 2: Mi mamá es una santa.
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