Todas las personas que osaron desafiarme a jugar al Daytona USA, perdieron. Incluyendo hombres, y también de esos que se creen el
as del volante.
¿Por qué dejé de manejar en la vida real? Justamente porque me di cuenta que me daba miedo compartir las calles con aquellos que creen que siguen estando adentro de un Daytona.
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