La mañana arranca con un agudo largo que proviene de la laringe de una nena de 2 años que vaya una a saber por qué razones se le ocurre gritar en el pasillo del Jumbo Palermo y destaparme los oídos.
Vamos con Caro recorriendo las góndolas, serpenteando y llenando el changuito. Cada tanto hay que esquivar a alguna vieja, o pedirle permiso a un viejo que con su chango piquetea todo el pasillo, pero ya estamos acostumbradas. Y de pronto, viramos (yo voy al volante) y casi me trago a un nene de unos cuatro años que caminaba suelto. Por suerte tengo reflejos y frené y ni siquiera lo rocé. La madre, una boluda despistada de esas que abofetearía con toda mi fuerza y que parecía recién salida de una publicidad de Dove, obviamente no le dice nada. Con Caro nos miramos. Ok. Seguimos.
Vuelta a la góndola siguiente y la situación que se repite. Vuelvo a clavar los frenos y el nene se salva por segunda vez consecutiva del golpe en el parietal derecho. La madre sigue sin decirle nada.
Al tercer encuentro, Caro me dice: "Basta, cambiemos el sentido de la vuelta o hagamos algo para no cruzarnos más con este pendejo". A lo cual, yo le respondo: "Dejá, ya va a aprender. Esperate nomás que algún otro despistado se lleve puesto al hijo, vas a ver cómo ahí esta mina va a aprender a no dejarlo suelto por el supermercado y cargarlo adentro del carrito. Es más, si en la próxima góndola me lo vuelvo a cruzar, le voy a hacer un favor a la humanidad y no voy a frenar. Te aviso eh."
Bueno, Dios existe. O no sé, los angelitos de la guarda que cuidan a los niños, y eso. Yo no cambié mi recorrido, pero tampoco volví a cruzarme con esta mina-Dove ni con su hijo en toda la mañana. Por ahí me escuchó y cambió ella su recorrido, no sé.
Momento feliz de la semana número 1: Gracias al plan de ahorro intensivo que estoy llevando por el asunto viaje a Europa y blah, pude concretar algo que hace mucho quería sentir. Entrar a un Nike Shop, enamorarme perdidamente de unas zapatillas/zapatitos hermosas, modelo exclusivo y muy caro, probármelas, amarlas aún más por lo cómodas que son y decir: "Me las llevo". Sí, acabo de encontrar a mis compañeras ideales de viaje. Junto a ellas caminaré por el Viejo Continente. (Les presento a mi veta materialista: qué tal, mucho gusto!)
Momento feliz de la semana número 2: Saber que el 17 de marzo vuelve Química&Risas. Vuelve la alegría, vuelve el relajo... vuelvo a las tablas! Arranco el entrenamiento actoral temporada 2005, y este año viene con profesores dignos de un dream team. Sépanlo: estoy feliz. Esto era lo que necesitaba para sentirme mejor. Ahora sí: show time!
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