
La historia de amor más apasionante, desgarradora, divertida y sensual (sí sí, claro que habrá escenas de sexo para mayores de 18 años!) es aquella que hoy empezamos a contar.
Es aquella que involucra a estos dos protagonistas en un mar de idas y venidas, aquís y allás, de ti marí de do pingüés, chin pam pum. Es aquella que mantendrá en vilo a toda la comunidad de lectores de blogs, acarreando como principal consecuencia el trastorno de cliqueo compulsivo. Con ustedes, ellos...
Él: ¿Y quién es él? ¿En qué lugar se enamoró de ti?, cantaba José Luis Perales. Su nombre es Jorgito. Sí, Jorgito, como el alfajor. Y bueno, encima Jorgito se dedica a la industria gastronómica. Bah, decir "industria gastronómica" sería exagerar, y acá no estamos para chamuyar (¿o sí? A ver, voy a releer las reglas de esto...). Decía: Jorgito, pibe de barrio, laburante que trabaja en la verdulería "El nabo de oro" (abierta las 24 horas) en el turno noche. Qué mala suerte, ¿no? ¿Habrá algo más aburrido en la vida que trabajar en el turno noche de una verdulería? No creo. Encima en invierno te perchás de frío, y te toca hacer la peor tarea de todas: recibir los cajones con frutas y verduras que traen los camiones entrada la madrugada. Un garrón. Bueno, éste es Jorgito.
Ella: ella es la flor más bella. Inalcanzable e intocable, como buena estrella nacida en su cuna de oro. Hija de los dueños del hotel de la Mansión Hyatt, les presentamos a Miami Hyatt. Sí, Miami. ¿Por qué creían sino que esta historia se llama
CSU: Miami? Tsss! Ella es como nuestra Paris Hilton porteña, sólo que mucho más linda, refinada y con mejores modales. Igual tiene un físico espectacular. Alta, flaca, trabajadita en el gym (del hotel, claro), ojos verdes como el interior del kiwi (uy, dije kiwi, qué loco! Me hizo acordar a los kiwis que vende Jorgito, je!), sonrisa de dientes blancos protegido por Colgate que se la pasa salvando al mundo de las caries... Un bombón.
Y ustedes ahora se estarán preguntando qué tienen en común estos dos, cómo se conocieron y, peor... cómo demonios fue que se enamoraron??
Fácil. Las vueltas de la vida son asombrosas.
Cierta noche que la señora Madonna en persona (pero de incógnito; nadie sabía que estaba en el país!) se encontraba hospedada en el hotel Hyatt, parece que a la diva se le ocurrió hacerse una máscara para el rostro a las 4 de la mañana y mandó a pedir que le consiguieran dos pepinos y un yogur entero de vainilla. Lo del yogur fue fácil, porque había. Pero pepinos, no. Los encargados de cocina se empezaron a volver locos preguntándose de dónde cuernos sacarían dos pepinos a las 4 de la mañana! Caprichos de diosa del pop, vio? Como no querían ser regañados por los dueños del hotel, decidieron ir a despertar a la joven Miami para pedirle consejo, ya que ella era buena onda y seguramente algo se le ocurriría. Con la lagaña todavía pegada al ojo, Miami salió en su auto en busca de una verdulería abierta hasta que, promediando la zona de Villa Luro, encontró "El nabo de oro" y al pobre Jorgito intentando no quedarse dormido sobre un cajón de peras.
Fue un clic. Onda lo que suele llamarse "amor a primera vista". O quizás eran efectos de las altas horas de la noche y la falta de sueño (o exceso del mismo), pero flashearon. Y luego que Miami consiguiera finalmente tener un pepino en cada mano, de la emoción y la alegría, le encajó a Jorgito un beso (un pico, bah!) y le dijo: "Te debo la vida... Gracias!" y subió corriendo al auto.
Estaba ya a punto de partir, cuando le preguntó: "¿Cómo te llamás?". "Jorgito", respondió él, todavía en shock por el beso de aquella desconocida. "Qué tierno, como el alfajor...". Jorgito hizo una mueca, pensando que jamás volvería a ver a aquella hermosa mujer. Pero se equivocaba.
¿Querés ver más? Leete dentro de 3 días el segundo capítulo, en el blog de
Albus!
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