En el mundo parece que hay gente a la cual su propia vida no le alcanza como divertimento, así que sale a buscar y a vivir historias ajenas como si fueran propias, y se cree con derecho a opinar, a preguntar y a juzgar. No digo que esté mal, son estilos. Yo no lo hago. Tampoco me molesta que otros lo hagan, siempre y cuando este estilo de vida no me involucre ni directa ni tangencialmente. Ahí ya me empieza a joder. Bastante. Mucho. Y mucho más me rompe las pelotas cuando involucra a terceros, a amigos en común, que nada tienen que ver con todo esto, más que la eventualidad de conocer a los protagonistas.
Si uno de estos
opinadores se cree con derecho a joderle la vida a los demás y bardear, es porque está demasiado involucrado con una de las partes protagonistas. A esas personas les digo que reflexionen antes de opinar y emitir juicio, más que nada cuando solamente conocen una cara de la moneda y no las dos. O tres, en este caso puntual.
Por aquí tenemos la conciencia tranquila. Y si me quedan dudas por evacuar, lo haré preguntándole a quien corresponde, sin involucrar terceros ni cuartos ni quintos. Un consejo: hagan lo mismo.
Y en el caso que les haga falta (mucha falta) opinar, decir, carajear, preguntar o bardear, yo no me escondo y ahí en la columna de la derecha van a ver que hay una dirección de mail donde pueden mandar todas sus consultas o reclamos
a mí, que soy protagonista. Favor de no molestar a gente que no tiene nada que ver en este tema.
Se advierte que no se responderán posibles comentarios acerca de este post.Continuamos con la programación habitual. Abajo, lo prometido para el día de la fecha.
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