¡Qué semanita!
Es raro esto de tener que abandonar un lugar y un gran grupo de personas que me acompañaron durante casi diez años. Pero no es un momento triste. Quizás emotivo, sí. Igual trato de no pensar mucho cómo va a ser el miércoles, último día que llegue acá caminando las 4 cuadras que conozco de memoria, me siente en este escritorio, me logee por última vez en esta computadora, me tome mis tres tazas de café con leche y me dedique a hacer las tareas que estuvieron a mi cargo en todo este tiempo.
Le pongo toda mi energía a esto y espero el cambio con alegría. Estoy jugándome la carta que creo que va a cambiar mis rumbos por completo. El miércoles es mi último día en este trabajo, y la semana que viene arranco con otro, que es temporario (un mes) pero que tiene más que ver conmigo y mis facetas artísticas, idiomáticas y organizativas.
¿Y después? Después se verá. Quizás pase a formar parte del grupo de los desocupados (espero que no por mucho tiempo). Quizás se concreten algunas otras posibilidades laborales que andan dando vueltas por ahí y que tienen que ver con esto que tengo ganas de hacer.
Más allá de todo, lo bueno y lo gratificante es haber podido tomar la decisión, sentirme segura, tener confianza y fe de que todo va a salir bien, y contar con una enorme (
porri) red de gente que me contiene y pone pilas a diario.
Hace mucho que no mandaba un telegrama de renuncia. Hoy es el día.
Etiquetas: Querido blog