No confundir.
La primavera es cuando ya tenemos instaladas las temperaturas promedio de 23° en forma constante, día tras día. Esto que estamos viviendo ahora se llama
media estación.
Son aquellos días en los que alternamos un día de 5°, seguido por otro de 27°.
Son esos días en los que no sabemos en qué posición mantener la palanquita de la temperatura del calefón, y nos la pasamos haciendo el recorrido del baño a la cocina ida y vuelta cuatro veces para subir o bajar la fuerza, pasando del
me quemo al
me congelo en cuestión de segundos.
Son aquellos días en los que no sabés si dormir tapada con frazada, con frazada y acolchado o solamente con la sábana. Que podés despertarte tiritando en medio de la noche o nadando en un colchón empapado de sudor por la mañana.
Son esos días en los que no sabés qué ponerte, porque... no existe la ropa de media estación! Porque ya no da ponerte el pantalón de corderoy con estos días soleados, pero tampoco estás para los capri de lino. Y porque nunca sabés si el clima se va a mantener entre la mañana y la noche; puede refrescar, puede hacer calor... y vos siempre vestida inadecuadamente!
Son aquellos días en los que, además, no sabés si ponerte las botas o las sandalias (y encima todo te saca ampollas).
Son esos días en los cuales tu piel está tan blanca que te da vergüenza ponerte pollera y mostrar las piernas para salir a la calle.
Son aquellos días en los que, encima, tenés que estar siempre depilada, por las dudas que te toque una jornada de calor intenso y no quede otra que subsistir con musculosa y pollerita... o de la nada te inviten a pasar el domingo en una casa con pileta.
Son esos días en los cuales no me decido ni por la merienda de invierno (café con leche) ni por la de verano (nesquik con leche fría).
Son aquellos días en los que no sabés si prender el aire acondicionado o la calefacción, porque cualquiera de las dos cosas parece exagerada.
Y son, además, los días más alérgicos del año. En los que más estornudo y más propensa estoy a enfermarme
(toco madera, este año vengo invicta!).
Esperamos ansiosamente el inicio de la primavera propiamente dicha. O del verano, mejor.
Queremos guardar la polera definitivamente y salir en Havaianas.
He dicho.
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