Sí, volví.
Y es increible pero los días transcurridos parecen ser más.
El asfalto me vuelve a doler en los pies. La ciudad está gris y mojada. Pero en silencio, como si no hubiera nadie.
Y llego y en el transcurso de las horas que hacen que estoy acá me fueron viniendo a la mente todos aquellos problemas que dejé sin solucionar antes de partir, y que el viaje había hecho desaparecer, como un analgésico fuerte.
Volví y vuelven las preocupaciones. Las incertidumbres. La búsqueda de caminos. Y me acuerdo que tengo que cumplir con ciertas cosas...
Pero allá... allá todo fue magia.
Como si el tiempo se hubiera detenido y nos hiciera disfrutar de cada uno de los días.
Del calor. De la pileta.
La ciudad de los cascarudos. La ciudad donde no existe la Coca Cola.
La lluvia y observar el crecimiento del río.
El olor a aire puro.
La cama con resortes ruidosos. La mampara golpeadora.
Protagonizar una película de Olmedo y Porcel. Revivir los 80's.
Sacar un black jack en la primera mano. Ganar plata la primera noche de casino y luego perder todo.
La cara de
Él cuando pedí carta con 14 (casi me asesina)... y gané!
Sus besos, sus abrazos. Todos aquellos mimos.
Mis siestas interminables.
Planificar.
Reir.
Sí, volví.
Acá estoy. Como siempre, después de cada viaje:
igual, pero distinta.
Ya veremos qué sale de todo esto.
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