¡Voy a ser tía!
No sé qué tan bien puede quedarme un título que se luce a once mil kilómetros de distancia, pero por mi parte haré todo lo posible para que mi futuro sobrinito o sobrinita (dato que desconoceremos hasta el momento en que decida asomarse al mundo) me tenga casi casi tan presente como si estuviera allá y lo viera crecer a cada segundo.
Sé que vamos a perdernos de muchas cosas. De verlo despegarse del suelo centímetro a centímetro, de la aparición de sus dientitos, de las primeras palabras.... Que me voy a perder de malcriarlo mucho y sacarlo a pasear y llevarlo a la plaza y que se quede a dormir en lo de los tíos y empacharnos de golosinas juntos... Pero quizás le tome varios años entender que nuestros corazoncitos van a estar siempre unidos igual y que lo voy a querer mucho mucho muchísimo.
Aparte... ¡qué mejor regalo de cumpleaños voy a tener el año que viene si nace, como está previsto, un día antes de que yo sople las treinta velitas!
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