No son pavadas. Hay un viejo refrán que dice algo así como
"Chicos chicos, problemas chicos; chicos grandes, problemas grandes", no? Y tenés razón, Q., cuando decís que ninguno de nosotros está amargándose por pavadas.
Ayer fue uno de esos días en los que todo estuvo complicado. Por la tarde nos reíamos, pensando que al final formábamos como una gran "cadena de aguantes". Porque vos, Q., necesitabas que yo te escuchara y yo necesitaba que vos me acompañaras a hacer eso que yo sola no podía hacer.
Porque cuando nos acovachamos en casa con mates y sandwichitos de miga, llegaste vos, Caro, con tus ojos hinchados y también necesitabas orejas y abrazos.
Entre tanto vos, mi amor, estabas soportando el peso de las angustias de tu amiga, que se sumaban a las tuyas propias. Pero por suerte llegó la noche y yo encontré tu abrazo y vos el mío. Y esos abrazos se transformaron en uno solo y desdibujaron todo límite de pasión.
Y la cadena podría seguir, son muchos más los afectados...
Ahora que lo leo,
afectados suena mejor que nunca en este caso. Me gusta pensar que podría llegar a venir de
afecto...
Cuento con el afecto de todos ustedes para alivianar mi alma. A la vez, me encanta poder abrir la mía para que ustedes alivianen la suya.
"Cuando estás bien, atraés cosas buenas; cuando estás sano, te rodeás de gente sana". Seguro. No estamos bien, pero somos sanos. Nos (sos)tenemos mutuamente.
Gracias. Y de nada.
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