No sé cómo llamarlas. Casualidades, causalidades, vueltas del destino... Prefiero que quede explicado como
pequeñas cosas que hacen a grandes cosas.
A ver, máquina del tiempo...
Sábado 17 de enero de 2004. Luego de veintidós horas arriba del micro, llegamos con Sil y Sole a la ciudad de Junín de los Andes. Descendemos en la terminal y comenzamos a hacer las averiguaciones para conseguir una combi que nos traslade hasta el camping Piedra Mala, a orillas del Lago Paimún.
Divisamos unos grupos de chicos que estaban, aparentemente, en nuestra misma situación. Entre todos, sumamos once personas, y tenemos intenciones de llegar al mismo destino. Conseguimos la combi. Vamos charlando. Decidimos acampar todos juntos. Mate que va y viene. Cena juntos. Fogón y a dormir. A la mañana siguiente, nos dividimos para hacer actividades diferentes y nos saludamos, por las dudas, ya que por la tarde nosotras seguíamos viaje hacia San Martín de los Andes, mientras que ellos se quedaban unos días más por allí. Chau, chau. Suerte.
Miércoles 28 de enero de 2004. Por la tarde, llegamos al recóndito y paradisíaco Hostel Inn Patagonia, un hostel increíble que se encuentra a orillas del Lago Gutiérrez, a 7 kilómetros de Bariloche. Pedimos nuestra habitación, reservada con anterioridad, y luego de dejar nuestras mochilas, comenzamos a disfrutar del beneficio de internet gratis en el hostel. En eso estoy, cuando un grupo de tres chicos se acerca a saludar a mis amigas, y posteriormente, a mí. Scanning y searching -quiénes son?- (en los viajes se conoce mucha gente!). Ah! Claro, sí:
Norbi, Fer y
Marce... tres de los chicos de Paimún!
Qué loco, caímos en el mismo hostel. Qué anduvieron haciendo? Cena juntos. Nos cuentan que se van al Tronador y pasarán la próxima noche allá, pero que vuelven en dos días. Dos días más tarde, recibimiento, hurras hurras, cena juntos. Me levanto de la mesa, aviso que me voy a bañar, pero nunca vuelvo, el sueño me vence.
A la mañana siguiente, nosotras partimos rumbo a El Bolsón y los chicos duermen. Y no nos pudimos despedir, qué descorteses! Agarro un papel y les dejo una nota de despedida, con nuestros mails, por las dudas (hay que ser simpática, vio?).
Lunes 2 de febrero de 2004. Llego a Buenos Aires. Los tres agregados al eMeSeNe. Blablabla... ¿nos encontramos a ver las fotos? Bueno, ok...
Sábado 28 de febrero de 2004. Un encuentro por cortesía. Vemos las fotos. Tomamos un clericó espantoso hecho solamente de limones y pomelos (puaj!). Charla, risas, anécdotas. La noche se prolonga. Lo que era un encuentro por cortesía, pensando que a esta gente quizás nunca la volveríamos a ver, siembra una semilla de amistad.
Y los encuentros se siguen sucediendo hasta el día de hoy. Pero ya no son por cortesía, sino por el placer de disfrutar de una verdadera amistad. Las relaciones evolucionan. De esa misma semilla, increíblemente, el sábado 13 de marzo también nace
El Mar Azul, pero esa es otra historia. Esta nace, simplemente, por una nota de despedida dejada en la puerta de la habitación 2 del Hostel Inn Patagonia.
Pequeñas cosas que hacen a una gran cosa.Etiquetas: Mar adentro