Hacía dos días me habías dado el primer beso. Fue en la parada del 59, en Cabildo y Virrey del Pino. Previamente, nos habíamos encargado de tomar mucho, mucho alcohol, como para vencer nuestras barreras.
Pero ese día, un día como hoy hace exactamente diez años, sentíamos algo raro en el aire.
Hacía calor, había mucho sol, y nos llevó un tiempo de cruzar miradas y sonreírnos, animarnos a hablar. Cuando finalmente eso sucedió, charlamos acerca de lo que había pasado la otra noche, y recuerdo que tu frase fue:
"Ma' sí... yo a vos te quiero mucho" y luego me volviste a besar.
Estuvimos juntos hasta que se hizo de noche. Te acompañé a tu ensayo (era la primera vez que te escuchaba tocar la guitarra) y después fuimos a la muestra de teatro de dos amigas nuestras. Y a pesar de que todo nuestro entorno se sorprendía de vernos juntos, pronto se acostumbraron y nos vieron en pareja durante 4 años, 10 meses y 15 días.
En ese tiempo pasamos por muchas cosas juntos. Terminar el Secundario, tu viaje a Londres que nos separó durante tres meses y medio, mi primer trabajo y todos los demás, tu trabajo en el aeropuerto, tus viajes a Texas, mi carrera, tu carrera, la muerte de mi abuelo José y de mi abuela Cecilia, los viajes a Lobería, nuestras vacaciones juntos en Chile o en Uruguay, la partida de mi hermana, mi mudanza sola. Te acompañé en mucho, te orienté en varias encrucijadas. Y vos también me acompañaste... bien o mal, pero estabas.
Navidades, Años Nuevos, cumpleaños. Festejos propios, de familiares y de amigos. Siempre juntos.
Nuestros días no fueron color de rosa, eso lo sabemos. Pero... ¿qué relación es puramente rosa? Pensamos en un futuro, lo trazamos, lo planificamos. Pero quisiste truncarlo y elegiste la peor manera de hacerlo. Ya es parte del pasado, sin embargo es algo que me marcó y que jamás podré olvidar. Y si te lo perdoné, fue apenas hace un par de años, cuando me llamaste para reconocerme que habías estado muy mal en tu proceder. Ya era tarde. Yo ya estaba lejos. Y ahora, vos también lo estás. Porque elegiste formar tu propia familia, del otro lado del Océano.
Y no es nostalgia. No es amor. No es perdón. No es nada. Es sólo una acumulación de recuerdos que están allí, y que no sé si son lindos o feos, pero no duelen ni se extrañan. Es simplemente saber que un 11 de septiembre, pero de 1994, yo te elegí a vos y vos me elegiste a mí, para comenzar juntos la historia de nuestro
primer amor.
Pasaron exactamente diez años desde esa frase dicha con el sol de testigo. Y hoy es sólo eso: una frase, una fecha y muchos recuerdos.
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