Me siento así, en uno de esos momentos en el que me corre por las venas una dulce violencia. En donde me dan ganas de escupirle en la cara a mucha gente y al mismo tiempo abrazar bien fuerte a otros.
Todavía estoy en el período pre-estallido. Es decir: me mantengo tranquilita y contenida en un rincón, pero si me miran bien van a ver que tengo las pupilas dilatadas, los dientes apretados y los dedos tensos. Estoy lista para atacar si es necesario.
Me dejé crecer las uñas y además les saqué punta. Las tengo bien filosas, por si necesito clavárselas a alguien. Y sino al menos me servirán para dar los zarpazos que necesito para borrar algunas caras que quiero que desaparezcan de ciertos lugares. Porque se ve que el método ese de raspar despacito con la punta de la uña para ir sacándolos de a poquito no fue muy efectivo.
Después de derribar algunos lugares, destruir a algunas personas y neutralizar algunos perfumes, me voy a tirar en el pastito a tomar sol con la gente que realmente quiero. Sí. Con un Gancia con hielo y durazno en la mano. Y les voy a decir que los adoro, que con sus novedades me hacen muy felices y me honran haciéndome participar de ellas.
Porque estoy así:
amorodio.
¿Por qué siempre tengo estas etapas cuando estoy sola? ¿Por qué en estos momentos todos vuelven como si nada hubiera pasado, y pretenden que les dedique mi tiempo y que les haga un lugarcito en mi vida
(y ya que estás, correte un poco más para la ventana y largá la sábana, que me destapás!). ¿Se trata acaso del caos previo al equilibrio? Nunca lo entendí y siempre me sorprendió.
Por lo pronto, este blog estará a tono con mi estado de ánimo. Moda retro. Todo vuelve, y yo estoy reciclando textos viejos que estaban guardados en mi máquina, así que pueden encontrarse con posts que no necesariamente se corresponden con mi tiempo presente. Y puede aparecer mucha oscuridad. Ustedes no se preocupen que yo estoy bien. Sólo es que necesito vomitar.
Vuestra integridad física queda garantizada. Todavía no logré materializarme y sacar mi puño por el monitor para ahorcar inocentes.
Todavía.Etiquetas: 5 minutos de odio, Mar adentro