La hoja de Word en blanco desde ayer a la tarde. Las imperiosas ganas de escribir atragantadas. Las palabras apiñadas, formando una bola tan apretadita que no puedo ni siquiera pezcar una al azar como para arrancar con ella.
Es como querer gritar y no tener voz. Se me formó un nudo y estoy trabada, no lo puedo desenredar.
La paciencia, que siempre fue poca, pero que creo que ahora es inexistente. No quiero esperar un minuto más, quiero saber ya, necesito saber ya.
El humor en su peor estado, alcanzando los niveles en los cuales yo me vuelvo insoportable hasta para mí misma. La respuesta hiriente. La mala cara. La reacción desmedida. Un pasacalles que dice:
Déjenme en paz y váyanse todos al carajo! Y en realidad es que quiero gritar y llorar y no me sale. No me sale, no me sale. Y sé que no es tan grave, pero odio cuando las lágrimas y las palabras no aparecen en el momento indicado, porque yo sé que va a pasar: dentro de tres días me voy a sentar a mirar la tele o me van a dar un abrazo o me van a decir: "
¿Y vos cómo estás?"... y ahí sí, de la nada, seguro que me pongo a llorar y monologueo durante tres horas sin parar. Porque sí, porque me desbordé.
Las ganas de descargar poniéndome en la piel de Pink de "The Wall" y destrozar una habitación completa al ritmo de "One of my turns". Las ganas de descargar actuando. Extraño las tablas. Extraño a
la troupe del Lolo.
Y sigo detestando ver esa hoja en blanco, que ahora trato de llenar. No soporto mis propios silencios, como tampoco soporto sentir que mi blog está en silencio, por eso lo lleno con esto. Ya sé que se me va a pasar. Ya sé que son pocos los que van a entender estas palabras, pero esos pocos importan y son los que, a su manera, ayudan. Son los que saben que es mejor dejarme tranquila cuando estoy así. Los que respetan mis incómodos silencios. Los que aprovechan para malcriarme y mimarme. Los que a pesar de todo esto me siguen arrancando carcajadas y le bajan un cambio a mi mente que va a mil.
Las ganas de decir, de expresar... pero la impotencia de no saber cómo. No sale, y en cambio sale esto.
Paciencia,
perdón y
gracias a quien corresponda. Cada cual sabe.
Etiquetas: 5 minutos de odio, Mar adentro