Quisiera olvidarme del color de tus ojos. Eliminarlo de la paleta de tonalidades posibles hasta no encontrar más cosas que me los recuerden.
Quisiera abolir la suavidad de tus párpados para que mis labios no crean estar sintiéndolos a cada instante.
Quisiera poder salir de la profundidad de ese pozo que son tus pupilas.
Quisiera desentenderme de la caricia de tus pestañas rozando mis mejillas.
Y quisiera romper el espejo que refleja la desnudez de mi alma cada vez que me mirás.
Quizás debería regalarte todos mis sentidos, que ya no me sirven porque están bloqueados por tus estímulos.
Dejame salir de la trampa mortal de tu mirada.
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