¿Te diste cuenta cómo es que todo pasa tan rápido? Bah, rápido y lento a la vez. Eso es porque cada día se disfruta al máximo. Y uno piensa en "un mes" y puede ser algo que pasa volando cuando estás acá y tu rutina es casi siempre la misma. Pero cuando estás lejos, realmente exprimís cada minuto de esos 30 días. Entonces no puedo evitar preguntarme por qué es que estando acá no pasa lo mismo. O sí, pero igual es diferente.
Y a pesar de todo, allá tenía tiempo de sobra para meterme en mis pensamientos, para hablar conmigo misma y tomar decisiones, recordar, sentir, buscar y encontrar. A veces pensaba en Buenos Aires y me lamentaba no haber reído más fuerte, o no estar menos cansada o apurada o sobrepasada, o no haber regalado más sonrisas y abrazado más tiempo. La distancia te hace valorar todo de otra manera.
Por suerte se puede volver, siempre. Y de a poco ahora quiero ponerme al día. Y quiero contar todo, reirme mucho, estar, disfrutar... Quiero intentar aplicar la misma metodología
carpe diem pero en la vida diaria. Por ahora lo estoy logrando y espero que eso me dure por mucho tiempo más. Ayuda el hecho de tener la suerte de haber encontrado muchas cosas intactas, que permanecen tal como las dejé al despedirme. O quizás se fortalecieron, no sé. Pero es lindo volver a encontrarse con mis pequeños lugares, con las grandes personas que me rodean, con mis placeres y mis obligaciones. Es lindo saber que me esperaron, que me extrañaron, que estuvieron a mi lado igual. Y la manera en que yo puedo retribuir todo eso es simplemente hacerles saber a aquellas personas que yo también me llevé partecitas de sus almas conmigo. Esa reciprocidad me hace agradecer día a día la sabiduría para elegir mis compañías.
Etiquetas: Mar adentro, Viajes