Yo sé que dentro de no mucho tiempo, vos y yo vamos a poder volver a sentarnos cara a cara, frente a frente. Quizás como tantas otras veces, vamos a hablar, tomaremos algo, nos vamos a reír y haremos los mismos chistes de siempre.
Pero en algún momento va a pintar la conversación en serio. Y ahí yo no voy a ocultarte nada. Esta vez no. Tengo planeado decirte todo, pero todo lo que me pasó y me pasa con vos. Estoy cargando con estos dolores crónicos desde hace demasiado tiempo, y siento que ya es hora que se los devuelva a quien en su momento los generó.
Sé que te vas a sorprender. Quizás no te sea nuevo el contenido de mis frases. Pero sé que no esperás que yo haga esto ahora, y mucho peor será cuando te des cuenta que esta no es una nueva estrategia mía para recuperarte, ni mi último manotazo de ahogada. Por el contrario, es escupirte en la cara todo ese agua que inundó mis pulmones durante tanto tiempo, manteniéndome muda.
Luego de esto, voy a poder levantarme de mi silla y sentirme liviana. Y sé que ya nada me va a importar. Nuestras cuentas estarán saldadas, así que desde el cero podremos ver qué pasa. Cada cual seguirá su vida. Seguramente volveremos a sentarnos en algún otro momento para seguir riéndonos de los mismos chistes y hablando de las mismas cosas. Pero yo ya voy a estar en paz conmigo misma.
Quiero mi momento de hipocresía cero. No merecés seguir caminando por la vida con total impunidad y pensando que todo está bien... porque
no todo está bien. Todavía no. Tengo una última astillita que limar con vos, y decirte todo esto es algo que me lo debo a mí misma. Sin rencores, porque sinceramente ya no los hay. Pero con la honestidad más cruda que seamos capaces de soportar los dos.
Y después sí, si querés, poneme el mote de
mujer inolvidable. La que no fue pero debería haber sido. La que era "para casarse". Después sí.
Etiquetas: Mar adentro