El día -el último- arranca con cafeconleches y facturas recién sacadas del horno que traje yo.
Se intercalan abrazos y frases típicas, que no por eso dejan de resultar emotivas.
Aparece un ramo de fresias.
Me hacen entrega del cheque por la liquidación y el tesorero de la institución pronuncia palabras alusivas que inflan mi ego como un globo aerostático.
Llega una cartita con chocolates.
Mi jefe invita el almuerzo para todos. Y después se aparece con regalito y tarjeta con frases más que emotivas, de agradecimiento; habla de "
puertas abiertas de por vida", de buena disposición y eficiencia, y de deseos de éxito.
No, todavía no lloro, pero estoy cerquita.
Nueve años y medio como empleada. Más quince años como alumna. Hoy me dan la baja del inventario de este colegio (
jaaa! chiste interno, sepan disculpar...).
De todas formas, el batacazo final lo voy a dar yo cuando esta tarde, antes de irme, mande tremendo mail emotivo a todos los destinatarios de la red interna (varios de los cuales, se enterarán recién por ese medio de mi desvinculación). Mañana esto se convierte en un mar de lágrimas, anotenlo.
Igual yo para ese momento voy a estar cómodamente en mi casa, disfrutando de los dos días que me autoconcedí de asueto.
(Es muy probable que este post sea updateado; están avisados)Etiquetas: Mar adentro