Llega un punto en el cual lo
personal pasa a ser pura y exclusivamente eso. Y hay muchas partes entonces que se guardan para ser compartidas en el momento y con la persona adecuada.
Y la verdad es que yo no sé si el resto del mundo se da cuenta de todo lo que me pasa, pero no me importa. Yo sé que vos sí, y que nuestra dimensión es la real. Yo sé cómo sentís vos y vos sabés cómo siento yo. Y para rematarla, en este poco (
mucho) tiempo que llevamos, sabés leerme y escucharme como pocos, lo cual no es poco.
Como cada año, cada vez que doy vuelta el calendario para que aparezca la última hoja, me es inevitable comenzar a hacer balances.
Curiosamente en este 2005 me pasa que me asusta un poco ver cómo la balanza se inclina con alevosía hacia el platillo de las cosas
positivas. Y si digo que me asusta es porque tengo el miedito natural ante lo nuevo, lo desconocido y lo que aparece por primera vez.
El buen karma que tanto reclamaba, llegó.
Y yo sé (
y vos sabés) que no va a ser el último año que ocurra este fenómeno. Estoy (
y estás) para que la sensación se repita cada diciembre que llegue en lo sucesivo. Porque sencillamente sos parte, causa y consecuencia de ese manto calentito entramado de hilos de felicidad, protección, amor y dulzura que me recubre cada día de mi vida.
Etiquetas: Él, Mar adentro