No se confundan, es doble quince.
Igual tampoco sería un quince, pero bueno en parte sí. Muchas emociones hoy, de todo tipo y color. Casi como a los quince.
Sólo que a los quince yo miraba llover desde mi ventana... como hoy, con la diferencia que en ese entonces no trabajaba y era feriado y comía unos bombones de mousse de chocolate que me regalaron mis abuelos y que venían envueltos en una caja con un lazo color bordó, y tenía una sensación entremezclada muy parecida a la de hoy.
Algo cambia, evidentemente. No sólo el número de la velita de la izquierda.
Pero todavía no sé bien qué. Quizás porque es un año en el que se gestan muchos cambios de condiciones y de títulos varios.
Igual hubo un llamado que esperé y nunca llegó. Veremos si es mañana.
En fin... Apios del color que sean (verdes ya no creo, he madurado bastante).
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